lunes, 16 de octubre de 2023

 

La comunidad como alternativa a la modernidad

Sucede muchas veces que transitamos un acontecimiento que queda marcado en la historia y en el momento no somo consciente de ello, aunque escuchemos a menudo comentarios que lo señalan como indicios del comienzo de un ciclo nuevo. Uno no necesita ser experto en política internacional para darse cuenta de que la situación es bastante distinta a lo que era hace veinte años atrás, ¡veinte años no es nada dice el tango!, y es así, veinte años en la historia de la humanidad no es nada, y ni hablar desde que se inicio la vida en la tierra. Los ciclos de la vida en donde en uno de esos rulos de la naturaleza aparecimos nosotros son millones de años, y llegamos hasta acá. ¡No nos pongamos pesimistas para interpretarlo como el “hasta acá llegamos”!. Pero, como dicen los memes “habrá señales”, es cierto, están sucediendo cosas.

En el hemisferio norte la modernidad dio comienzo en 1492 (por poner una fecha), este periodo se dio precisamente en cuatro países Italia, Francia, Alemania e Inglaterra, países referentes de lo que mucho más tarde sería el desarrollo industrial tecnológico a los que luego se sumara Estados Unidos. Así llegamos a lo que muchos conocieron como el estado de bienestar que se expandio después de la segunda guerra mundial con el plan Marshall. En nuestro pasado reciente gran parte de la población mantiene en su memoria lo que fue el sueño americano de los años 60, las películas propagandísticas de cowboy con Jon Wayne que luego continuarían las de Rambo a partir de Firts Blood de 1981 y hoy sigue de múltiples formas por las distintas plataformas, la más conocida Netflix.

Luego de la segunda guerra Inter-imperialista, tras el acuerdo de Yalta, frente al peligro del estalinismo, el plan Marshall fue el que fortaleció y estabilizo a los países europeos. Como se señaló en el párrafo anterior, comienza una nueva expansión del capitalismo, llamado de bienestar, del cual se beneficiaron los países miembros de la OTAN y alguna burguesía aliada de determinados países del sur. Este ciclo culmino en 1973, por poner la fecha en que el dólar dejo de tener respaldo material del petróleo, así da comienzo el inicio del capitalismo financiero que hoy lo llaman “postmodernidad” pero es la modernidad con otro rostro. Esto de cambiar el nombre hace más difícil la comprensión y oculta la verdad.

La colonización cultural

Este periodo que se inicia en 1973 es el que más adelante da el golpe final al sistema soviético lo que se conoce como la caída del muro en 1989. Aunque se venía hablando de esto, este hecho auguro un nuevo ciclo, “sin ideologías”, claro solo la de ellos, capitalismo financiero puro y duro, como lo sufrimos desde 1989 con el menemismo.  Muchos pronosticaron un nuevo ciclo (sin decir como seria) solo se destacaba que el comunismo había muerto, el más conocido fue el de Fukuyama en su famoso libro “el fin de las ideologías”. Solo quedaba un dios, el dinero, claro que esto Fukuyama no lo decía ni tampoco los que auspiciaban este nuevo ciclo. Todos hablaban de la libertad, palabra que ha tomado auge en nuestros días. Resulta que ese optimismo desenfrenado solo duro veinte años, rápidamente aparecieron nubarrones en el horizonte. La crisis generada en los países centrales, sale a la luz en EE.UU. en el 2008. La película con Michael Douglas “El dinero” grafica ese periodo. Esta crisis no es otra cosa la que financierización de la economía dando mayor protagonismo a identidades financieras de todo tipo, entre ellas los bancos, su secreto es la motivación provoca el solo hecho de producir dinero. Así queda atrás el capitalismo de bienestar basado en la instalación de fábricas y una burguesía que consume.

Esta apretada síntesis es un intento de poner en contexto la situación que estamos atravesando.  El rasgo distintivo de este nuevo modelo de capitalismo es su constitución como un poder supranacional por la característica de no tener una identidad respecto de una nación como lo fue en sus inicios siglos XIX y XX. Tenemos que preguntarnos porque lo que llamamos “modernidad” se ha sostenido en el tiempo. Esto obedece al tipo de subjetividad que se ha ido construyendo en base al principio cartesiano “pienso luego existo” (comienzo del auto-centrismo y salida del medioevo europeo). En nuestros días esto se ha masificado. Tengamos en cuenta los pasos históricos. Primero la imprenta (en oriente la imprenta apareció mucho antes que en occidente) siglos después la radio y televisión y hoy los móviles. La mayoría de los individuos que han sido tocados por el mundo desarrollado (esto no excluye a los países del sur) hace que las personas de hoy busquen solo su propio interés, autorreflexivos, egocéntricos, etc, característica que lo lleva a cosificar todo lo que tiene a su alrededor en función de sus intereses y lo mas grabe es que esto incluye al prójimo. Esta característica es la que mas empuja el desarrollo de los acontecimientos de los cuales somos testigos. Ese correr tras el dinero es el que dinamiza la crisis y la profundiza. Estamos frente a un proceso que se autopropulsa y se autofagocita.

Esto ya a sido planteado por muchos analistas en lo que va de este siglo haciendo un diagnóstico sin salida, de esta manera son funcionales a este sistema que esta llevando a la autodestrucción la vida en el planeta. Frente a esto en los últimos años ha surgido una posición decolonial que pone en cuestión la modernidad planteando una visión cosmogónica (comunidad) frente al dualismo de la modernidad. Esto no significa que hay que dejar de lado las ciencias, sino como se la utiliza. Una ciencia sin sentido es destructiva de la naturaleza de la cual el[O1]  ser humano es parte de ella.


 [O1]

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