domingo, 30 de noviembre de 2025

El Capitalismo Espurio: La Mirada Decolonial de Marx Recuperada por Enrique Dussel

 


En un momento se lo llamó “anarco capitalismo”; hoy es el “narco-capitalismo”. No es fácil obtener información sobre el mundo financiero, pues son ellos los que manejan los datos. Pero, dada la trascendencia de muchos hechos, hay cosas que ya no se pueden ocultar. En tal caso, trascienden por algunos medios alternativos que dan información sobre el tema. No obstante, los responsables de las operaciones que tienen que ver con el delito internacional nunca salen a la luz.

 

Se domina por el miedo: si eres periodista y comienzas a decir cosas comprometidas con la verdad, comenzarán a amenazarte. Ha habido muchos casos de ellos asesinados. Es la forma de disuadir y rendir a los débiles a una función servicial con el poder oculto. En los medios dependientes de estos poderes aparecen las noticias relacionadas con el mundo financiero, refiriéndose a entidades a las cuales hay que brindarles condiciones ventajosas para que inviertan en determinado sector. Nunca diferencian las entidades productivas de las financieras; estas últimas son la expresión legal del poder oculto. Nuestro país es testigo de todos estos actos.

 

El capitalismo “empresarial” o “material”, por llamarlo de alguna manera, termina cayendo en última instancia en manos del mundo financiero, porque es este el que dicta las reglas del funcionamiento y comercialización. Los economistas se consideran “especialistas”; en verdad, lo que hacen es separar la economía de la vida para así decir que hay reglas económicas que hay que respetar, aunque perjudiquen la vida.

 

Lo importante es ver que el sistema financiero del capitalismo siempre fue espurio. Nos han inculcado la mentira del “emprendedurismo”, la libertad del mercado, la libre competencia, etcétera. El capitalismo siempre se nutrió de manera ilegal de lo que le corresponde a quienes lo producen. Tenía y tiene razón Marx cuando dijo que el capital chorrea sangre. Digo que la tiene porque Marx está vigente. Recientemente, han reeditado escritos que fueron silenciados o distorsionados. El proyecto MEGA² es una edición histórico-crítica completa de las obras de Marx y Engels, un proyecto en el cual Enrique Dussel participó de manera directa y significativa en el año 2011.

 

La interpretación clásica presentaba a Marx como un pensador que señalaba que el desarrollo histórico era lineal y universal: todas las sociedades debían pasar inevitablemente por los mismos estadios (comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo). Hay una conocida frase de los años setenta que decía “el capitalismo está creando a sus propios sepultureros”, en referencia a la clase trabajadora. Desde esta visión, las comunidades no europeas eran "atrasadas" y su reemplazo por el capitalismo colonial era un "mal necesario" y progresista, pues las incorporaba a la historia universal.

 

El mismo Enrique Dussel tenía una visión eurocéntrica marxista. Con el correr de los años, fue descubriendo la mirada desde el Sur, influido por lo comunitario, característica de la organización y modo de vida de los pueblos originarios. Esto coincidió con lo señalado por Marx, que sale a la luz en este siglo. Podemos decir que el verdadero Marx fue ocultado de manera intencional porque desnaturalizaba el origen del capitalismo y se contraponía a todos los principios que este había instaurado en las poblaciones como etapa necesaria para salir del atraso.

 

Dussel fue uno de los primeros pensadores en destacar la importancia de los estudios antropológicos e históricos tardíos de Marx (sobre las comunidades rurales rusas, India, etc.), que la MEGA² estaba editando. Esto le permitió argumentar que el Marx maduro no era un "eurocéntrico" determinista, sino un pensador abierto a caminos de desarrollo no lineales, lo cual era crucial para la filosofía de la liberación.

 

Su lectura de los cuadernos etnológicos e históricos tardíos de Marx (sobre todo, sus notas sobre las comunidades campesinas rusas, India y otros pueblos "precapitalistas") fue fundamental para construir una mirada decolonial y desmontar la interpretación eurocéntrica y economicista que había dominado gran parte del marxismo del siglo XX. Si Marx en sus últimos años admitía que Rusia podía evitar el camino capitalista, entonces, ¿por qué América Latina, África o Asia debían verse forzadas a pasar por ese mismo camino?

 

Esta mirada explica el protagonismo relevante de los pueblos originarios, los campesinos y todas las comunidades que defienden formas de vida no capitalistas y que son los principales sujetos de la "exterioridad" frente al sistema-mundo moderno, superando así la destrucción de sus comunidades por el capital que, en los siglos precedentes, era considerado "progreso" inevitable.

 

Hacia una Mirada Decolonial

 

Esta reinterpretación de Marx llevó a Dussel a plantear una mirada decididamente decolonial: el desmontaje del mito del progreso. La historia no es una única línea recta que va de lo "primitivo" a lo "civilizado".

 

En conclusión, Dussel no solo "relacionó" los escritos de Marx sobre las comunidades con América del Sur; los usó como una herramienta filosófica para demoler la lectura eurocéntrica de Marx y para fundamentar su propia filosofía de la liberación, que es una de las piedras angulares del pensamiento decolonial. Le permitió demostrar que un Marx más completo y complejo ya contenía las semillas para una crítica del colonialismo y una apertura a la pluralidad de mundos, algo que las izquierdas tradicionales habían ignorado durante mucho tiempo.

 

El nuevo planteamiento que destruye la visión clásica del marxismo es la superación de la linealidad del capitalismo. Esto desarticula el concepto de que, para lograr la revolución, un pueblo primero tenía que pasar por la etapa del desarrollo capitalista y, con la consecuente creación de la clase trabajadora, sucedería la revolución. Al respecto, sucedieron muchas revoluciones en países del Sur que no pasaron por la etapa del capitalismo. En verdad, los intentos revolucionarios en muchos países occidentales fracasaron, generalmente porque la misma clase trabajadora estaba atravesada por los principios y propósitos de la burguesía.

 

Esa visión que se descubrió en Marx en este siglo ya la tenían los caudillos latinoamericanos, muchos de ellos sin haber pasado por la Ilustración europea. Por tal razón, estos movimientos no eran entendidos por los intelectuales marxistas nativos, pues ellos esperaban un determinismo histórico que planteaba el marxismo eurocéntrico.

 

Teniendo en cuenta todo esto, se entiende por qué los medios de comunicación masivos mantuvieron los principios que propulsaban el desarrollo del capitalismo como un principio de desarrollo y progreso. Ante la situación de crisis inocultable de principios del siglo XXI, promueven narrativas como la teoría de la transmodernidad como la respuesta a la falta de alternativa que plantea la postmodernidad, consecuencia del capitalismo clásico.

 

La nueva falsa bandera es la “transmodernidad”. Como una crítica a la modernidad y a la postmodernidad, rechaza el mito del progreso lineal e infinito. Plantea un relativismo absoluto, la ironía y el cinismo. Plantear que "no hay verdad, solo perspectivas" y "no hay proyectos colectivos posibles" es profundamente pesimista y paralizante. La transmodernidad ve en esto un callejón sin salida. El propósito encubierto es que no tengamos esperanzas.

 

Debemos tener en cuenta que el colonialismo, el racionalismo extremo y el antropocentrismo son los que nos han llevado a crisis ecológicas, desigualdades y deshumanización.

 

La racionalidad capitalista, que comienza con la modernidad en los siglos XVI y XVII, tomó a la naturaleza como un objeto explotable para satisfacer, supuestamente, demandas de comida y bienestar, pero terminó destruyéndola y, consecuentemente, a los seres humanos, que también son parte de la naturaleza, aunque muchos no se den por aludidos. Todo comenzó cuando dejamos de vivir en armonía con ella.

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