En un
momento se lo llamó “anarco capitalismo”; hoy es el “narco-capitalismo”. No es
fácil obtener información sobre el mundo financiero, pues son ellos los que
manejan los datos. Pero, dada la trascendencia de muchos hechos, hay cosas que
ya no se pueden ocultar. En tal caso, trascienden por algunos medios
alternativos que dan información sobre el tema. No obstante, los responsables
de las operaciones que tienen que ver con el delito internacional nunca salen a
la luz.
Se domina
por el miedo: si eres periodista y comienzas a decir cosas comprometidas con la
verdad, comenzarán a amenazarte. Ha habido muchos casos de ellos asesinados. Es
la forma de disuadir y rendir a los débiles a una función servicial con el
poder oculto. En los medios dependientes de estos poderes aparecen las noticias
relacionadas con el mundo financiero, refiriéndose a entidades a las cuales hay
que brindarles condiciones ventajosas para que inviertan en determinado sector.
Nunca diferencian las entidades productivas de las financieras; estas últimas
son la expresión legal del poder oculto. Nuestro país es testigo de todos estos
actos.
El
capitalismo “empresarial” o “material”, por llamarlo de alguna manera, termina
cayendo en última instancia en manos del mundo financiero, porque es este el
que dicta las reglas del funcionamiento y comercialización. Los economistas se
consideran “especialistas”; en verdad, lo que hacen es separar la economía de
la vida para así decir que hay reglas económicas que hay que respetar, aunque
perjudiquen la vida.
Lo
importante es ver que el sistema financiero del capitalismo siempre fue
espurio. Nos han inculcado la mentira del “emprendedurismo”, la libertad del
mercado, la libre competencia, etcétera. El capitalismo siempre se nutrió de
manera ilegal de lo que le corresponde a quienes lo producen. Tenía y tiene
razón Marx cuando dijo que el capital chorrea sangre. Digo que la tiene porque
Marx está vigente. Recientemente, han reeditado escritos que fueron silenciados
o distorsionados. El proyecto MEGA² es una edición histórico-crítica completa
de las obras de Marx y Engels, un proyecto en el cual Enrique Dussel participó
de manera directa y significativa en el año 2011.
La
interpretación clásica presentaba a Marx como un pensador que señalaba que el
desarrollo histórico era lineal y universal: todas las sociedades debían pasar
inevitablemente por los mismos estadios (comunismo primitivo, esclavismo,
feudalismo, capitalismo, socialismo). Hay una conocida frase de los años
setenta que decía “el capitalismo está creando a sus propios sepultureros”, en
referencia a la clase trabajadora. Desde esta visión, las comunidades no
europeas eran "atrasadas" y su reemplazo por el capitalismo colonial
era un "mal necesario" y progresista, pues las incorporaba a la
historia universal.
El mismo
Enrique Dussel tenía una visión eurocéntrica marxista. Con el correr de los
años, fue descubriendo la mirada desde el Sur, influido por lo comunitario,
característica de la organización y modo de vida de los pueblos originarios.
Esto coincidió con lo señalado por Marx, que sale a la luz en este siglo.
Podemos decir que el verdadero Marx fue ocultado de manera intencional porque
desnaturalizaba el origen del capitalismo y se contraponía a todos los
principios que este había instaurado en las poblaciones como etapa necesaria
para salir del atraso.
Dussel fue
uno de los primeros pensadores en destacar la importancia de los estudios
antropológicos e históricos tardíos de Marx (sobre las comunidades rurales
rusas, India, etc.), que la MEGA² estaba editando. Esto le permitió argumentar que
el Marx maduro no era un "eurocéntrico" determinista, sino un
pensador abierto a caminos de desarrollo no lineales, lo cual era crucial para
la filosofía de la liberación.
Su lectura
de los cuadernos etnológicos e históricos tardíos de Marx (sobre todo, sus
notas sobre las comunidades campesinas rusas, India y otros pueblos
"precapitalistas") fue fundamental para construir una mirada
decolonial y desmontar la interpretación eurocéntrica y economicista que había
dominado gran parte del marxismo del siglo XX. Si Marx en sus últimos años
admitía que Rusia podía evitar el camino capitalista, entonces, ¿por qué
América Latina, África o Asia debían verse forzadas a pasar por ese mismo
camino?
Esta mirada
explica el protagonismo relevante de los pueblos originarios, los campesinos y
todas las comunidades que defienden formas de vida no capitalistas y que son
los principales sujetos de la "exterioridad" frente al sistema-mundo
moderno, superando así la destrucción de sus comunidades por el capital que, en
los siglos precedentes, era considerado "progreso" inevitable.
Hacia una
Mirada Decolonial
Esta
reinterpretación de Marx llevó a Dussel a plantear una mirada decididamente
decolonial: el desmontaje del mito del progreso. La historia no es una única
línea recta que va de lo "primitivo" a lo "civilizado".
En
conclusión, Dussel no solo "relacionó" los escritos de Marx sobre las
comunidades con América del Sur; los usó como una herramienta filosófica para
demoler la lectura eurocéntrica de Marx y para fundamentar su propia filosofía
de la liberación, que es una de las piedras angulares del pensamiento
decolonial. Le permitió demostrar que un Marx más completo y complejo ya
contenía las semillas para una crítica del colonialismo y una apertura a la
pluralidad de mundos, algo que las izquierdas tradicionales habían ignorado
durante mucho tiempo.
El nuevo
planteamiento que destruye la visión clásica del marxismo es la superación de
la linealidad del capitalismo. Esto desarticula el concepto de que, para lograr
la revolución, un pueblo primero tenía que pasar por la etapa del desarrollo
capitalista y, con la consecuente creación de la clase trabajadora, sucedería
la revolución. Al respecto, sucedieron muchas revoluciones en países del Sur
que no pasaron por la etapa del capitalismo. En verdad, los intentos
revolucionarios en muchos países occidentales fracasaron, generalmente porque
la misma clase trabajadora estaba atravesada por los principios y propósitos de
la burguesía.
Esa visión
que se descubrió en Marx en este siglo ya la tenían los caudillos
latinoamericanos, muchos de ellos sin haber pasado por la Ilustración europea.
Por tal razón, estos movimientos no eran entendidos por los intelectuales
marxistas nativos, pues ellos esperaban un determinismo histórico que planteaba
el marxismo eurocéntrico.
Teniendo en
cuenta todo esto, se entiende por qué los medios de comunicación masivos
mantuvieron los principios que propulsaban el desarrollo del capitalismo como
un principio de desarrollo y progreso. Ante la situación de crisis inocultable
de principios del siglo XXI, promueven narrativas como la teoría de la
transmodernidad como la respuesta a la falta de alternativa que plantea la
postmodernidad, consecuencia del capitalismo clásico.
La nueva
falsa bandera es la “transmodernidad”. Como una crítica a la modernidad y a la
postmodernidad, rechaza el mito del progreso lineal e infinito. Plantea un
relativismo absoluto, la ironía y el cinismo. Plantear que "no hay verdad,
solo perspectivas" y "no hay proyectos colectivos posibles" es
profundamente pesimista y paralizante. La transmodernidad ve en esto un
callejón sin salida. El propósito encubierto es que no tengamos esperanzas.
Debemos
tener en cuenta que el colonialismo, el racionalismo extremo y el
antropocentrismo son los que nos han llevado a crisis ecológicas, desigualdades
y deshumanización.
La
racionalidad capitalista, que comienza con la modernidad en los siglos XVI y
XVII, tomó a la naturaleza como un objeto explotable para satisfacer,
supuestamente, demandas de comida y bienestar, pero terminó destruyéndola y, consecuentemente, a los seres humanos, que también son parte de la
naturaleza, aunque muchos no se den por aludidos. Todo comenzó cuando dejamos
de vivir en armonía con ella.


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